Como hablar con tu hijo o hija sobre tener pareja

La infancia es un momento mágico donde estos pequeños seres nuevos están descubriendo el mundo y cómo relacionarse con él y con las personas. Y los adultos somos los guías y el espejo de los niños en este camino. El niño crece, empieza a caminar, a hablar, a conocer el mundo y, principalmente, al otro; quieres hacer lo que hacen todos los que te rodean. ¡Una de esas cosas son tener pareja! 

Imagina la escena: de repente, tu hijo o hija llega a casa y te dice que dos compañeros están saliendo. Tal vez incluso admite que él (o ella) también está saliendo con un amigo/a de su clase. Cuando esto sucede, algunos padres encuentran divertida la situación e incluso animan a los más pequeños a continuar la historia. Pero, aunque se ve divertido, no hace nada de bien para el niño.

Según la educadora y especialista en educación somática, Elisete Cavichioli, los niños tienen una curiosidad natural por las relaciones de los adultos y esta curiosidad es fundamental para que conozcan el mundo que les rodea. “Todo ser humano necesita relacionarse emocionalmente, tenemos el deseo de amar y ser amados”, explica el experto.

Elisete considera, sin embargo, que comenzar una relación o salir con alguien es un comportamiento apropiado solo desde la transición de la adolescencia a la edad adulta. «Las relaciones exigen responsabilidad y factores biológicos», dice. Antes de eso, según el pedagogo, la necesidad del niño de relacionarse es afectiva y debe ser satisfecha por la familia, los juegos y los amigos.

Os dejamos una pequeña parte de una entrevista que se le hizo hace poco tiempo.

1. ¿Cómo explicarle al niño qué es una relación entre adultos?

Debemos explicarle al niño que la opción de relacionarse, vivir juntos en pareja o seguir en una relación; requiere crecer y convertirse en adulto. Es importante explicar todo esto de forma natural y sencilla. Estas explicaciones sobre las relaciones deben ocurrir en todas las etapas del niño, siempre de acuerdo con el nivel de comprensión del niño.

Es necesario explicar que la relación que existe entre los niños es de amistad. También dar ejemplos de quiénes son nuestros amigos; como son las reacciones afectivas entre amigos y parejas. De esta forma, ya estamos estableciendo la claridad de los diferentes roles y comportamientos entre niños y adultos. Es necesario orientar y presentar límites sin tratar las relaciones como algo vergonzoso; pero como algo muy saludable, con diferencias.

2. Cuando un niño llega a casa diciendo que está enamorado, o incluso saliendo con un compañero de clase, ¿Cómo deben actuar los padres?

A muchos adultos les resulta difícil responder o hablar sobre las preguntas que tienen los niños. Lo ideal es no dar explicaciones muy formales y hacer preguntas para que el niño explique a su manera lo que está sucediendo. En esta dinámica entenderemos lo que realmente está sucediendo.

Los adultos deben escuchar a los niños, sin juzgarlos ni demostrar que están asustados. Los padres y los adultos son referentes para los más pequeños, por ello, deben evitar actitudes negativas hacia el tema abordado por el niño.

En la conversación es importante aclarar que los niños no tienen citas, que estos son comportamientos que tenemos en la vida adulta, que necesitamos para crecer hasta la fecha. Debe evitarse la represión, para no provocar ninguna negación de la expresión de los sentimientos y la sexualidad. Este es un tema que debe tratarse con cuidado para que el niño tenga una comprensión sana del mundo y de sí mismo.

3. ¿Y cuándo viene el incentivo para este comportamiento del adulto?

Los niños son seres espontáneos, viven su vida de forma creativa a través de juegos y relaciones con amigos. Podemos fomentar esta interacción de una manera sana y feliz. Esto le dará seguridad a sus descubrimientos para una vida adulta equilibrada.

No corresponde a los adultos fomentar, jugar o estimular conductas que no se correspondan con el desarrollo afectivo y biológico de la infancia. Fomentar estos comportamientos puede generar estímulos e inhibiciones innecesarios que provocarán vergüenza y vergüenza en determinadas etapas de la vida.

 

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